viernes, febrero 14, 2025

La cigarette

Chupeteaba su cigarro al fumarlo. 
Un algo extraño. 
Me había olvidado de los hombres que fuman, 
y de los poetas. 

Llevaba tiempo rodeada de los que salen a correr, 
se duermen temprano. 

Solía conocer a un editor que nada más como que colgaba el cigarro en su labios. 
Como si fuera nada, un cachito más de él. 
Hablaba con el cigarro colgando, 
reía con el cigarro colgando,
y explicaba toda clase de detalles sobre el tiempo y el ritmo con el cigarro en su labios.  
Se lo quitaba para darle tragos a su bebida,
y se lo quitaba para darme algunos besos. 

Yo también andaba medio colgada de sus labios. 

Pero el poeta trataba al cigarro como un evento. 
Cada chupeteo anunciaba el final de una idea,
un momento para digerir sus propuestas. 

Cuando el humo salía, él regresaba.
Se reactivaba la escena. 
El humo nos avisaba que era momento de emocionarnos y guardar silencio. 
El poeta iba a hablar. 

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