Duele y duele mucho. Saber que por tantas mañanas te abracé y ahora te niegas a pronunciar mi nombre.
A veces duele tanto que deseo nunca más abrazar a un hombre. Espero que mi alma se deshidrate por completo y deje de cuestionarse sobre tantas pendejadas.
A veces duele tanto que deseo nunca más abrazar a un hombre. Espero que mi alma se deshidrate por completo y deje de cuestionarse sobre tantas pendejadas.
2 comentarios:
Pronunciar un nombre también duele mucho; tanto, que yo llevo quince años sin atreverme. Pero tú no seas como yo; la deshidratación cala algo parecido.
Tengo tanto sueño que no imaginaba que alguien pudiera estar leyendo. Gracias. Pronuncia ese nombre hasta que deje de doler. Besos.
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