miércoles, octubre 27, 2010

Las magnificas cosas perdidas.

En algún lugar, me aguarda un hogar lleno de las cosas perdidas.
Me esperan las piedras seleccionadas.
Las conchitas que tardé horas en desenterrar.
Cuentas de vidrio cetrino, pedacitos de platos antiguos.

Me espera una selección encantadora de libros despojados:
el libro ofrenda de Londres,
el libro de cuentos para viajes,
el libro recuerdo de mi francés cortado,
el libro que mi madre me leía para que soñara con cabritas…

En algún lugar, lejano o cercano,
me espera la taza gemela de la taza regalo.
Me esperan cuatro colecciones de botones
y dos cajones llenos de listones e hilos.

Aguardan dos aves enamoradas; una verde, una zarco;
Un diminuto ratón blanco y cinco escarabajos;
Una planta llena de minúsculas flores;
Dos tortugas amantes, un firmamento perfecto.

En algún lugar, están todos los calcetines de colores felices;
el jarrón rosa, las pulseras verdes, los aretes rojos;
las sábanas blancas, la colcha bordada, la blusa negra;
el oso de tela y los pequeños zapatitos de mis muñecas.

Es un hogar con siete ventanas, cada una dando a una calle distinta;
con el teléfono rojo, un ventanal lleno de sol y escaleras a cuartos fríos.
Una casa con el ruido lejano de amigos hablando.
Madera cálida para proteger la entrada y luz de mañana.

En algún lugar, mi abuelo está sentado en el sillón azul,
mi perro dormido sobre sus piernas. Me esperan. 
Cuando por fin cierre los ojos, podré entrar. 
Ser, una más, entre todas las magnificas cosas perdidas.

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